quien haya coincidido con elizabeth, ya séa social o profesionalmente, habrá comprobado la irresistible potencia de la mirada y la sonrisa de esta mujer. trabajar con ella se torna en un juego divertido de gestos, movimientos y momentos irrepetibles que te hacen temer por el consumo de batería y tarjeta.
personalmente, la impresión que me ha dado es que no quisiera quedarme sin volver a colaborar con ella
28 de Juliol de 2008